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Entrevista anónima una escort de Valencia

Entrevistamos a Sandra: una puta de Valencia

Entrevistamos a una escort de Valencia de las denominadas «Escorts baratas Valencia» o también comunmente llamadas «Valencia putas»

Esta chica anónima de Valencia, se autodenomina una escort poco común: Prefiere un libro a una fiesta, prioriza la atracción de la mente a la del cuerpo y es cariñosa e implicada con cada persona que conoce. Empezó en el gremio por necesidad y curiosidad a los 23 años, primero empezó por hacer webcam, más tarde en empezó ejerciendo la prostitución en centros de masajes y finalmente se estableció como escort independiente hace apenas un año. Además de ser una gran activista a favor del trabajo sexual, Sandra es ilustradora de vocación, amante de las artes y del buen sexo.

En gifs-porno.com le preguntamos todo aquello que siempre le quisimos preguntar a una prostituta. Estas son sus respuestas:

Después de tu jornada laboral, ¿te apetece follar con otros sin cobrar?


Depende del día. Lo mismo que a veces cuando termino de hacer un encargo de ilustración no me apetece nada pintar mis propios personajes, hay días en que estoy creando alguna cosa nueva de mi universo y sí que me apetece ponerme con ello por mucha carga mental que lleve ya, aunque sea para hacer unos bocetos y mantener la idea guardada. Con el sexo sería lo mismo, quizás un día vengo muy cansada y no me apetece pero otro día estoy con esa persona y me da ganas de hacer el amor con ella.

¿Qué pasa cuando una escort tienes la regla? ¿Trabajas igual?


Suelo aprovechar esos días para tomarme un descanso, aunque si tengo citas solo de acompañamiento puedo atenderlas sin problemas. Tengo la suerte de que la regla no me duele y puedo estar perfectamente acompañando a alguien sin ninguna mueca de dolor. Pero nunca me gustó tener sexo con la regla así que lo aplico y no lo hago ni personal ni profesionalmente. Solo ofrezco prácticas sexuales que me gusten.

¿Qué haces cuando recibes amenazas e insultos de tus clientes por Whatsapp?

Depende de la gravedad de la amenaza. Si es un insulto vulgar un bloqueo es suficiente, no voy a dedicar mi tiempo a gente que no pueda aportarme nada positivo. Si hablamos de amenazas reales o hacia mi vida privada me voy a la comisaría con las pruebas que tenga. La policía está de nuestro lado en este país, por suerte. No estamos tan desprotegidas como la gente piensa. Nos unimos, denunciamos y avisamos a las compañeras de la mala gente. En realidad esto no es algo habitual, lo normal es sentirte insultada porque te consideren inferior por ser prostituta, porque creen que pueden hablarte sin educación o que pueden decirte cualquier cosa porque «estás ahí para aguantar eso». No. Ni yo ni nadie está para aguantarle ninguna mierda a nadie. Al que entra con malas formas, haya o no haya insulto, es bloqueo directo.

Lo más irónico es que me insulta y desprecia mucho más la gente que dice defenderme que los posibles clientes. Además muchas veces viene acompañado de un paternalismo brutal: «pobrecita, ellos te tratan mal, yo estoy de tu lado y te ayudo a salir del infierno» mientras está diciendo que soy un trozo de carne, mercancía, explotada, esclava o mierda similar. Nos llaman esas cosas mucho más los abolicionistas que los clientes. De un cliente serio jamás he oído cosas así. Ese tipo de comentarios implican muchas cosas negativas. Primero, anular mi propia capacidad de decisión: «no sabes el infierno que estás pasando, no lo ves». Se creen que me maltratan cada día o algo por el estilo. Cuando nos llaman «trozos de carne» están legitimando que los malos clientes se lo crean. Si nos lo llaman los abolicionistas, que se supone que son «los buenos» en su imaginario, ¿por qué no se lo iban a creer los puteros, que son «los malos»? ¿no se dan cuenta del daño que nos hacen con esos adjetivos?

 

¿Qué es lo que has aprendido sobre el sexo trabajando de puta en Valencia?


Que la mayoría de la gente hace «lo normal, nada de cosas raras». Fuera cachondeo, he descubierto fetiches curiosos pero no son algo habitual. La mayoría de la gente disfruta sencillamente con sexo oral y penetración. No tiene un gran misterio, todos acabamos siendo muy parecidos. A unos les gustará más el culo, a otros los pies, a otros las manos… pero en el fondo todos queremos «lo normal, nada de cosas raras». Siempre me he preguntado qué son las «cosas raras» en la mente de toda la gente que me lo dice.

Antes de entrar en la profesión pensaba que iba a tener que hacer «cosas raras» todos los días. Nada más lejos de la realidad, he aprendido que la gente es normal y quiere sexo normal. Sobre mí misma he llegado a descubrir algún fetiche curioso (que me laman y besen los pies, por ejemplo) y eso me gusta, me ha permitido explorar mi propia sexualidad y evolucionarla mucho. He encontrado excitantes cosas que antes no me había planteado (estar en medio de una sala con gente follando en grupo en un club liberal) aunque sigan sin estar entre cosas que haría por iniciativa propia. Me ha hecho aceptarme más a mi misma al ver que hay cosas que puedes no conocer sobre tu propio cuerpo y tus propias sensaciones. Que no tenemos claro lo que nos va a gustar o disgustar siempre, no es inamovible.

El entretenimiento para adultos ahora es posible gracias a las herramientas digitales

Anal a una japonesa guarra

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